Daniel Guillén: "Introducir dosis de humor en el día a día hace la vida más llevadera"

Hacer reír es algo muy serio, pero demasiado a menudo no se le da el valor que merece.‘Hazme reír’ (Temas de Hoy) pretende ser un merecido homenaje a todas aquellas personas que, desde el cine, la televisión, la radio o los escenarios, han dedicado su talento a provocar sonrisas, risas o carcajadas a otros. 30 historias de la comedia contadas por Daniel Guillén para ahondar en las vidas de monologuistas, comediantes y hazmerreíres de aquí y de allá, y descubrir los intríngulis de series y películas cómicas que cualquier aficionado a la comedia y el humor ha visto.

‘Hazme reír’ es ese libro que reclamaban los seguidores de los hilos #MakeEmLaugh de @Manuel_de_BCN, el alter ego de Daniel Guillén, en X, antiguo Twitter, y que cualquier persona apasionada a la comedia y al humor no podrá dejar de leer. Porque, como manifestó en su día Samuel J. Snordgrass camino de la muerte en la guillotina: “Hazlos reír, hazlos reír. ¿No sabes que a todo el mundo le gusta reír?“.

Con experiencia como periodista en medios de comunicación, Daniel Guillén hace años que centró su carrera profesional en el ámbito de la comunicación corporativa y, más recientemente, en la creación de contenidos digitales. Miles de personas siguen el perfil de @Manuel_de_BCN, el camarero de ‘Fawlty Towers’, y sus hilos #MakeEmLaugh. Hay quienes lo consideran un referente; otros, incluso, ¡un mito! Gracias a su tarea de recuperación de las grandes historias de la comedia ha podido acercarse un poco más a un mundo que siempre ha admirado y del que ha conversado con Tiramillas, la web de ocio de Marca, en el hotel H10 Puerta de Alcalá de Madrid.

Para quien no conozca a Daniel Guillén, ¿quién es Daniel Guillén?
A nivel profesional yo soy periodista, empecé en deportes en Radio Nacional de España en 1994, que entré en prácticas, y estuve hasta 2001. Luego pasé ya a lo que es la comunicación corporativa, a nivel de departamentos y gabinetes de comunicación dentro de empresas. Esta es mi parte más profesional, una parte que te permite poca creatividad. Es una parte, no se si decir gris, pero sí más seria. Y Twitter me empezó a abrir el camino de explotar una vena creativa que yo creía que tenía y vi que mi perfil @Manuel_de_BCN empezaba a gustar y ganaba seguidores. Y en 2021, viendo el boom que había de los hilos en Twitter de diferentes temáticas me di cuenta de que me apetecería analizar algo en detalle como hacían otros con el arte, la historia o la mitología y centrarme en un tema que no estuviera muy tratado. Y a mí me gusta mucho la comedia desde siempre y sí es verdad que en Twitter había muchos clips de ‘sketches’, pero no había un contexto ni una explicación de ellos, así que vi que había ese nicho y me metí de cabeza. Hice el primero y gustó, subí el segundo y ya empezó todo a desarrollarse de esa manera.
Y para quien no lo sepa, ¿por qué Daniel Guillén es @Manuel_de_BCN en X?
Cuando creé la cuenta de Twitter, quise coger un personaje. Yo tenía una cuenta personal para familiares y amigos y quise crear una cuenta para explotar esa vena creativa que creía que no podía explotar en mi trabajo. Entonces, vi que había gente en Twiiter que había escogido personajes de otras series y como Manuel era de Barcelona, que fue una cosa que se descubrió con el tiempo, elegí a ese personaje como podría haber escogido a cualquier otro. Me gustaba que fuera de Barcelona como yo y aunque no se llamaba Daniel, sino Manuel, adopté esa personalidad, ese alter ego que es el que me ha permitido darme a conocer hasta ahora que he publicado el libro y vuelve a figurar el nombre de Daniel Guillén.
‘Hazme reír’, 30 historias de la comedia desde Chaplin a los chanantes pasando por los Monty Python, los Hermanos Marx, Les Luthiers, Woody Allen, Tricicle, Pepe Rubianes, Miguel Gila, Eugenio, ‘La vida de Brian’, ‘El jovencito Frankenstein’… ¿Cómo nació la idea de escribir este libro y qué le llevó a dar el paso?
Cuando empecé a escribir los hilos, los #MakeEmLaugh, y empezaron a gustar, mucha gente me decía que tenía que hacer un formato libro, que Twitter está muy bien pero que es efímero y tenía que hacerlo en un formato en el que pudiera permanecer en el tiempo. Entonces, era una idea que tenía en mente pero no me decidía a dar el paso. Y un periodista de Barcelona, Roger de Gràcia, que estaba colaborando con una editorial, me propuso escribir un libro. Andreu Buenafuente también me dijo que tendría que hacer algo más con ello, que no podía quedarse sólo en hilos de Twitter. Luego Temas de Hoy se interesó en hacer la edición en castellano y hasta ahora. El reto fue trasladar lo que contaba en los hilos, en los que había mucho aporte audiovisual, al libro. Y así fue como seleccioné las 30 historias, que podía haber muchas más, pero escogí las que creí que podían trasladarse más fácilmente al formato libro.
¿Cómo fue esa adaptación de hilos de Twitter en capítulos de entre las 8 páginas que tienen los dos más breves, hasta las 18 páginas del más extenso?
Ha sido un reto. Como soy periodista, muchos de mis amigos también son periodistas y me preguntaban cómo iba a trasladar los hilos de Twitter al libro, si iba a poner códigos QR para que la gente se pudiera descargar vídeos de ‘sketches’. Al final lo descarté y aposté por dar un valor descriptivo a lo que cuento. Intenté explicar sintéticamente ese añadido que le habría dado el vídeo e intenté darle emotividad, que no fuera tan frío como ver un vídeo, sino que traté de interpretarlo y darle el componente más emotivo que se le pudiera dar.
¿Cuántas horas ha invertido @Manuel_de_BCN en buscar documentación e información para poder publicar sus #MakeEmLaugh en X?
Son horas, me cuesta mucho cuantificarlas, pero sí que son bastantes horas a la semana. Intento hacerlo cuando puedo, porque además de mi vida profesional tengo una vida personal y familiar y cuando encuentro un hueco por la noche intento recopilar esa información. Lleva mucho tiempo, pero como es una cosa que me apasiona y con la que además aprendo, a medida que voy buscando información para hacer un hilo o cuando escribía un capítulo desarrollando mucho más un hilo o, incluso, creándolo de cero, encontrar esa información a mí me aporta mucho y me genera esa necesidad de explicarlo. Y es lo que me da esa vitalidad para seguir a pesar de que es un trabajo ingente.
Andreu Buenafuente, autor del prólogo, es fan declarado de usted y de su cuenta @Manuel_de_BCN, la cual tiene más de 77.000 seguidores. ¿Cómo gestiona este éxito?
No sé si es el talante catalán o qué, pero soy bastante sobrio a nivel emocional. Me emociono fácilmente, pero soy poco dado a egos y a reconocimientos. De hecho, cuando la cuenta de @Manuel_de_BCN ya tenía 50.000 seguidores, se podía contar con los dedos de una mano las personas que sabían que Daniel Guillén era @Manuel_de_BCN, no es una cosa de la que haya alardeado. A mí, que me siguiera Andreu Buenafuente me llenaba por dentro. Saber que tenía un diálogo directo con una persona como él me llenaba muchísimo, pero tampoco era una cosa de la que yo alardeara con amigos que se enteraron hace cuatro meses cuando se supo que publicaría el libro. ¿Cómo lo llevo? La verdad que es una cosa que hace mucha ilusión. Yo pensaba cómo llevaría que @Manuel_de_BCN acabara siendo otra vez yo, Daniel Guillén, y la verdad es que pesa más la ilusión que el vértigo que puede producir el hecho de dar la cara, de salir del anonimato, aunque tampoco mi perfil era el de un ‘troll’ de Twitter que me dedicara a criticar o insultar a gente. Por suerte, tengo un cúmulo de seguidores que son bastante afines y que valoran ese talante amable de mi cuenta, así que no sentí ese vértigo.
X, cada vez más, es una jungla. ¿Alguna vez ha recibido ‘hate’ en alguna ocasión?
Muy poco. Por suerte, lo que les ha pasado a otros tuiteros o a famosos sobre todo, a mí no me ha pasado. No obstante, me puede pasar, porque hay gente que es así, que se dedica las 24 horas del día a machacar a un tuitero. Y al final, somos muy distintos unos de otros, y la capacidad que tenemos de asimilar ciertos comentarios es difícil. Por ejemplo, mis hilos o mi libro pueden no gustar, y si alguien me dice que no le gusta por esto o por lo otro, lo entiendo perfectamente, pero cuando atacan a nivel personal e insultan, ahí ya hay que tener muchas tablas para poder aguantar y por eso entiendo que haya mucha gente que renuncie a Twitter y piense que es un estercolero. A mí, Twitter, me ha permitido, además de poder publicar un libro, estar en contacto directo con gente a la que admiro como Andreu Buenafuente, Berto, con cómicos, con músicos, con gente a la que yo he seguido casi toda mi vida y que Twitter me ha permitido tener un tú a tú más o menos estrecho. Y eso lo sitúa por encima de todo el ‘hate’ que pueda haber en Twitter.
¿Desde cuándo viene su interés y su pasión por la comedia y cuál es su primer recuerdo de un cómico o un ‘sketch’?
Los hilos y el libro es la comedia que a mí me ha gustado y que a mí me ha marcado, quienes aparecen son mis referentes. Recuerdo que mi padre era fan de la música francesa y del humor de Eugenio o de La Trinca y en el coche me chupaba los casetes de música francesa y de Eugenio y de La Trinca. Y ese tipo de humor lo fui asimilando, lo fui adoptando y luego fui descubriendo otras cosas. Los hilos, por ejemplo, se llaman #MakeEmLaugh por una canción de ‘Cantando bajo la lluvia’. Y mi primer recuerdo, que no sé si es el primero a nivel de comedia pero sí es el que yo asocio más fácilmente es ése. Antes de saber que era una canción de ‘Cantando bajo la lluvia’, cuando tenía 8 o 10 años, antes de haber visto ‘Cantando bajo la lluvia’, la canción que canta Donald O’Connor a Gene Kelly para animarle, que es ‘haz reír, haz reír’, formaba parte de la sintonía de un programa de Televisión Española que se llamaba ‘Con H de humor’, del que yo me acordaba bien, pero luego he descubierto que en ese programa emitían una película íntegra. Yo recordaba que había fragmentos de cine cómico mudo, algún ‘sketch’ de los Hermanos Marx y que la sintonía era ‘Make ‘Em Laugh’. Y tengo esa asociación rápida de que cuando escuchaba esa canción la asociaba a ese tipo de comedia casi primogénita del cine de Cahrles Chaplin, de Harold Lloyd, de Buster Keaton o de los Hermanos Marx. Y ese vínculo es automático, cuando escucho la canción, me remonto a aquello y por eso a los hilos les puse esa etiqueta de #MakeEmLaugh.
¿Considera que cada vez es más complicado hacer comedia, que cada vez hay más censura, o autocensura, a la hora de hacer humor?
En la comedia sí puede ser que haya más censura, o que haya cómicos que se autocensuren más, pero sigue habiendo paladines de una comedia muy salvaje, de un humor muy negro, como pueden ser Ignatius Farray aquí o Ricky Gervais en Reino Unido, a quien le dan mucha caña porque consideran que es homófobo y tránsfobo y en cambio él no es ni una cosa ni la otra, sino que defiende los derechos de ambos colectivos y quiere que esas personas vivan mejor. No obstante, si ve cosas que no le gustan, a través del humor es capaz de decirlo, porque al final son palabras y está haciendo un chiste sobre eso que no le gusta, no ataca a las personas en sí. Yo creo que sí que hay un encorsetamiento, pero tiene que haber libertad para que cada uno se exprese como quiera.
¿Cuál cree que debe ser el límite, dentro de la comedia y si tiene que haberlo, de la libertad creativa y de la libertad de expresión?
Es un tema complejo. Yo me ceñiría a lo que dice la gente que se dedica a la comedia, porque yo soy un apasionado de la comedia pero la observo desde fuera. La gente que hace comedia suele decir que no tiene que haber un límite, pero que al final se lo va autoimponiendo o se lo van imponiendo y ese límite suele ser agredir a alguien, hacer humor contra alguien. Y creo que eso debe ser el límite. No hay que usar el humor para atacar a alguien, sino utilizar el humor para reírse del quién, del por qué o del cómo. Parafraseando a Arturo González Campos, el humor no tiene que ser una lanza, sino que tiene que ser un escudo. Y el humor sirve para protegerte, para reírte de ti mismo y para reírte de cosas que ves en la sociedad y que pueden cambiar. Sin embargo, cuando uno ya quiere hacer daño o herir a alguien, debe ser hasta incómodo. Al final, la comedia es un pacto entre público y cómico. Yo entiendo que alguien que no es aficionado a la comedia escuche un chiste fuera de contexto y pueda ofenderse, pero cuando estás entre el público en un espectáculo, por ejemplo, de Ricky Gervais, que se mete con muchísima gente y no tiene problemas en hacerlo, te puede ofender, pero al final la ofensa es algo muy personal, muy subjetivo, y a uno le puede ofender y a otro no estando en el mismo teatro viendo el mismo espectáculo. Yo quiero pensar que los cómicos no hacen ese humor para ir contra alguien, sino que lo hacen porque creen que hacen reír. Y Ricky Gervais lo dice, que cuando alguien se ofende con lo que hace, es porque es muy bueno haciéndolo, igual que nadie piensa que Anthony Hopkins es un caníbal porque interpretara muy bien a Hannibal Lecter en ‘El silencio de los corderos’. Entonces, yo me ciño a esa filosofía.
¿Piensa que en el mundo actual, en la sociedad en la que vivimos, hacen falta más risas y más sentido del humor?
En la actualidad, y siempre. Yo creo que introducir dosis de humor en el día a día de las personas hace la vida más llevadera. Y hay situaciones en la que es muy complicado hacerlo, pero si somos capaces de buscar el humor en otros o hacerles partícipes de él teniendo ante la vida una actitud más humorística, yo creo que todo es mucho más llevadero. Luego hay extremos como gente como Eugenio, que fue capaz del día que enterró a su mujer, hacer más de 400 kilómetros hasta Alicante para hacer una actuación y salir al escenario y decir: ‘Están ustedes muy serios, ¿se les ha muerto alguien?’. Claro, eso ya es otro nivel y no creo que todo el mundo tenga que hacerlo, que pueda hacerlo sí, pero que tenga que hacerlo no, porque cada uno se tiene que sentir cómodo con lo que hace. Pero añadir más dosis de comedia y de humor en general creo que sería muy beneficioso.
¿La clase política es un chiste malo?
No recuerdo quién decía recientemente que antes había guionistas muy buenos que escribían guiones de comedia sobre política y que la clase política actual supera incluso a El Mundo Today. La verdad que los políticos hacen un humor casi involuntario, intentan jugar mucho con los zascas, que es un humor muy zafio y de atacar a alguien, pero sí yo ceo que ha bajado mucho el nivel de la politica. Y cuando hacen reír, hacen reír involuntariamente.
¿El cómico, el humorista, nace o se hace?
Yo creo el cómico, el humorista, o la cómica, la humorista, porque también hay muchas mujeres que es una de las cosas que encuentro que falta en el libro porque tampoco había tantas mujeres cómicas o humoristas en la época de la que yo hablo en el libro, pero yo creo que suele ser gente que tiene un don, un gusto por la comedia distinto al del resto de la gente, como pueden ser los que cuentan chistes en clase y divierten a sus compañeros. Después, sí es verdad que hay gente que no parte de ahi y descubre la comedia como una manera de catalizar o de exorcizar las tragedias que le plantea la vida. Al final, yo creo que hay una necesidad por gustar y eso les genera esa adrenalina cuando están en un escenario y escuchan la risa del público. Y luego, por ejemplo, Miguel Gila transformó unas vivencias en la Guerra Civil en comedia, en humor, y le sirvió para exorcizar sus demonios. O Robin Williams también necesitaba sentirse querido para sacar sus demonios internos. O Jim Carrey que es otro que ha tenido una carrera y una trayectoria brutal, siempre ha tenido el estigma de que no es un buen actor, sino que es un payaso. Y vivir con eso les lleva a esa necesidad de seguir en ese bucle de seguir haciendo reír aún más para mantenerse en lo que ellos consideran su cénit.
Acaba de apuntar que antes las mujeres que se dedicaban a la comedia eran minoría. Ahora, hay cada vez más. ¿Cómo valora que cada vez haya más cómicas?
Ahora hay un público más sensible con esto y cada vez hay más. Y hay cómicas muy buenas en todos los ámbitos, tanto monologuistas y guionistas como actrices. Yo espero que si ‘Hazme reír’ funciona, pueda sacar otro libro en el que entrar mucho más en la comedia femenina, porque realmente tiene mucho recorrido. Ahora, cuando uno mira al pasado, era más masculino. Por ejemplo, Lucille Ball, que era un referente en Estados Unidos, costó mucho que se la reconociera e, incluso, en España es muy poco conocida. O Carol Burnett, o Sarah Silverman, por poner otros dos ejemplos de Estados Unidos, o Lina Morgan, aquí en España. Y más recientemente, de Ana Morgade a Silvia Abril, pasando por Eva Soriano, hay una cantidad inmensa de cómicas que son muy buenas haciendo lo que hacen. Y guionistas que cada vez tienen un peso mayor. Yo creo que ya no el futuro, sino que el presente es muy suyo.
¿Qué opina de la llegada de ‘La Revuelta’ a La 1 de Televisión Española y que por fin haya un programa que haga sombra en las audiencias a ‘El Hormiguero’?
A mí me ha sorprendido porque la gente que veía a David Broncano lo veía a partir de las 23.30 horas en una plataforma de televisión de pago y meterse en el previo del ‘prime time’ ha sido un reto para él. Lo positivo es que ha atraído a la generación que seguía ‘La Resistencia’ a la televisión en abierto. Y ‘El Hormiguero’ hay días que tiene menos audiencia pero no ha perdido espectadores, así que lo que ha conseguido David Broncano es atraer a mucho público nuevo, lo cual es muy positivo. Que haya dos espacios que compitan es positivo, no lo veo para nada negativo. De todos modos, yo creo que son productos diferentes, que el público al que se dirige cada uno es distinto y el tono del humor que ofrecen también es distinto.
De vuelta a ‘Hazme reír’, si tuviera que elegir tres de entre las 30 historias que cuenta en el libro, ¿cuáles escogería?
Me gusta mucho la historia que explica el origen de Manuel, porque es el personaje que adopté y con el que crecí en Twitter. Y es una historia muy chula porque es un personaje muy desconocido a nivel nacional, porque a pesar de ser el mejor programa de televisión en Reino Unido, aquí es prácticamente desconocida porque Televisión Española emitió un solo episodio y no funcionó. En cambio, en TV3, cinco años después, fue un boom. Y luego, un capítulo que me gustaría que la gente que lea el libro me dé su opinión es el del dueo entre Jimmy Kimmel y Matt Damon, que parte de una anécdota de Jimmy Kimmel diciendo en su programa: ‘Bueno, Matt Damon, no tengo tiempo para ti, a ver si mañana puedes venir al programa’. Eso se convirtió en un ‘running gag’ y llevan 20 años en una polémica entre ellos que se van haciendo trastadas uno a otro. Y esta historia está basada en uno de mis hilos de Twitter que tuvo mucho éxito porque yo metí casi todos los fragmentos de esos duelos y funcionó muy bien gracias a ese material audiovisual. Sin embargo, al trasladarlo al libro, no me interesaba tanto explicar cada detalle y es la historia mñas ficticia de todas, porque hay artículos o extractos de artículos que sí que son verídicos, pero luego hay diálogos, por ejemplo, de Matt Damon con su agente, que son inventados pero que explican el contexto de la situación. A nivel creativo, es la más diferente de las 30 historias que cuento. Y como personaje me quedaría con Robin Williams porque le tengo un cariño especial. Creo que es un genio de la comedia y de la improvisación. Y el del Nadie, por el vínculo con Andreu Buenafuente y con Berto, que son dos personas que admiro mucho y es algo que se refleja en ese capítulo.
¿Y a quién echa en falta en ‘Hazme reír’?
Yo tengo una predilección especial por Faemino y Cansado y, de hecho, he hecho un hilo de ellos en Twitter, pero ya cuando el libro estaba finalizado. Y sí me gustaría en un futuro ahondar un poco más en ellos porque creo que es un tipo de humor que también es muy venerado por los cómicos y por el público en general. Cómicos españoles, en ‘Hazme reír’, hay varios, pero faltan muchos. Son todos los que están, pero no están todos los que son. Lo que también ocurre es que es muy fácil escribir sobre cómicos, sobre series o sobre programas de televisión de otros países porque hay mucha más literatura, hay mucho más material al que recurrir para informarse. Cuando uno intenta ahondar en humoristas o en programas de televisión españoles, cuesta mucho encontrar literatura y la que hay suelen ser libros escritos por ellos mismos. En Estados Unidos hay una pasión, una devoción, por esos referentes cómicos que en España no tenemos.
¿Cómo se hace reír a Daniel Guillén?
A mí lo que me hace reír es la originalidad. Un chiste, una frase o un tipo de saludo que me recuerde a alguien del mundo de la comedia como Chiquito de la Calzada o los chanantes, me despierta una atracción y un gusto por esa persona, porque veo que tenemos una afinidad en ese sentido. Y luego, como espectador de comedia, tanto en series o en películas como en directo en monólogos, soy muy buen público, soy un púbico generoso, y no me cuesta entrar en el juego del comediante.
¿Y cómo hace reír Daniel Guilén a los demás?
Yo sería incapaz de ponerme delante de 10, 100 o 1.000 personas y hacer un monólogo, pero en mi día a día, con mis amigos y con mis compañeros de trabajo, sí suelo soltar muchas pullitas en plan de comedia. A lo mejor es un humor más sutil, pero la gente lo reconoce. No es un humor satírico, pero sí más británico y suele funcionar.



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